“Los visionarios no pueden ser contenidos. Y una persona inteligente no intenta contenerlos.”

Este fragmento es parte del diálogo de la película Flamin’ Hot, la historia de un conserje que logró superarse y convertirse en una persona exitosa.

Estas son las historias que me inspiran, porque reflejan lo que muchos anhelamos: la posibilidad de superarnos y alcanzar los sueños que tanto deseamos.

Pero justo ayer, mi esposa me hizo una pregunta que aún resuena en mi cabeza:

”¿Por qué no se nos dan los negocios?”

Su inquietud es válida. Ninguno de los proyectos en los que estamos invirtiendo está generando ingresos.

Entiendo su frustración. Muchas veces me he hecho la misma pregunta, pero cuando la escuchas de otra persona, empiezas a formular nuevas preguntas.

No creo en la suerte, así que descarto esa opción. Pero entonces, ¿cuáles son las verdaderas causas de este problema?

Como apasionado del desarrollo personal, mi primera respuesta es que se trata de un problema relacionado conmigo mismo. Citando a John C. Maxwell: “Mi éxito está determinado por mi capacidad de liderazgo.” En otras palabras, si no estamos obteniendo resultados, es porque no estoy haciendo lo suficiente o lo necesario para lograrlos.

Debo ser objetivo en este análisis. Mi futuro está en juego, pero, más aún, mis principios. Creo firmemente que cualquier persona puede alcanzar el éxito si se lo propone y trabaja en consecuencia.

Y eso también aplica para mí. Entonces, surge otra pregunta:

¿Qué necesito hacer—que aún no estoy haciendo—para alcanzar el éxito que deseo?

Esta es la pregunta que guiará mis acciones este año. Mañana termina enero, y mi objetivo para los próximos meses será investigar qué me hace falta hacer para que los proyectos en los que invierto comiencen a generar ingresos.

Además, esta reflexión me brinda la oportunidad de registrar mis descubrimientos y compartirlos con quienes estén atravesando circunstancias similares.