Cuál es la excusa que te dices a diario para justificar por qué aún no has logrado todo aquello que te has propuesto. Porque seamos honestos, es muy común justificar nuestra falta de resultados con historias que creamos para sentirnos mejor: “No tengo tiempo”, “No tengo dinero”, “Mi trabajo me ocupa todo el día”, “Tengo hijos”; y la lista puede continuar.

Mientras no afrontemos el hecho de que los resultados son el único indicador de éxito en nuestras vidas y que nosotros somos los responsables de generar esos resultados, sólo entonces podremos avanzar al siguiente nivel.

Contarte historias para justificar tus acciones, solo te detiene de alcanzar tus metas. Necesitas dejar de justificarte y comenzar a buscar resultados.

Comienza por las pequeñas cosas.

La disciplina comienza por hacer pequeñas cosas; hace algunos años adopte la filosofía de que los pequeños cambios crean grandes resultados, y es cierto. Cuando queremos alcanzar una meta, muchos pueden sentirse abrumados por la magnitud del proyecto y ese sentimiento puede llevarlos a no intentarlo. Pero en lugar de pensar en todo el esfuerzo y trabajo que implica alcanzar una meta, es mejor concentrarse en las pequeñas acciones que acumuladas nos darán como resultado eso que deseamos.

Conozco esa sensación de frustración que te genera el ver y sentir que no avanzas, he estado ahí en muchas situaciones, por un lado mi problema de peso y por otro lado mi situación financiera.

Hasta que comencé a enfocarme en las cosas pequeñas. Primero atendí mi situación financiera y cuando logre mis objetivos, lleve esas mismas técnicas al control de mi peso. Increíble pero cierto, un mes después de comenzar a trabajar en mi peso, pude bajar 6 kilos; para mí fue un logro excepcional. Después de muchos intentos y frustraciones, pude comenzar a perder pesos de manera constante, simplemente haciendo pequeños cambios en mi vida.

¿Y qué hice? Simplemente comencé a comer mejor y en menor cantidad. Aumente el número de comidas por día, en lugar de 3 comidas (desayuno, comida y cena), agregue dos snacks, antes y después de la comida. Disminuí el consumo de frituras y grasas y aumenté el consumo de vegetales y alimentos con alto contenido en proteínas. No soy experto en el tema de la nutrición, tuve que consultar a un nutriologo para esto; pero el punto es, que en lugar de enfocarme en querer perder peso rápido, comencé a enfocarme en las acciones que hacía cada día y que me habían llevado a ese resultado anteriormente.

Y descubrí que estas acciones pueden aplicarse a muchos aspectos de nuestra vida, no solo en lo financiero o en cuestiones de salud, sino a cada rol en los que participamos: como padre, como esposo o esposa, como hijo o hija, como compañero de trabajo, como empresario; participamos en muchos roles a lo largo de nuestra vida, y todos ellos se ven afectados por lo que hacemos cada día, como por ejemplo: “llegar tarde a un compromiso”, “dejar de mandar una carta o un documento”, “esperar hasta el último momento para realizar algún trámite”.

Cada acción que realizamos se acumula y con el tiempo crea resultados, y muchas de esas acciones se vuelven parte de nuestra rutina y en la gran mayoría no somos conscientes de ellas, las hacemos en automático;  si comenzamos a ser conscientes de lo que hacemos cada día y comenzamos a enfocarnos en las pequeñas acciones que realizamos, eventualmente lograremos convertirlas en grandes resultados.

Cuando te sientas abrumado porque no logras ver resultados o no estas logrando aquello que deseas, aplica la siguiente técnica:

1. Identifica las pequeñas acciones del resultado que quieres lograr. Cada meta está compuesta por una sucesión de pequeñas acciones que acumuladas crean un gran resultado. Si quieres aumentar tus ingresos, bajar de peso, aprender a tocar un instrumento, o cualquier cosa que desees, todas se pueden descomponer en acciones diarias.
2. Enfócate en tus acciones diarias. Uno de los problemas a los que me enfrente es el de mantenerme enfocado en el día a día. Y para lograrlo aplique lo que aprendí en el libro: “El año de 12 semanas” de Brian P. Moran. En otro artículo hablaré sobre este libro y cómo utilizarlo para alcanzar nuestros objetivos.
3. Mide tus resultados constantemente. Hace algunos años aprendí que en la vida, lo único que importa son los resultados. Así que comencé a medir mis resultados cada semana. Para mí es muy cómodo sentarme los domingos y ver como me fue y con base en mis resultados planificar mi siguiente semana. De esta manera puedo controlar periodos cortos de tiempo y hacer los cambios necesarios. También me permite motivarme, cada semana que veo y analizo mis logros, me emociona ver que estoy avanzando hacia el logro de mi meta.
4. Aprende a rectificar. Cuando comienzas a trabajar en tus metas, si no tienes mucha experiencia o si nunca antes te has propuesto trabajar para lograr algo, es muy común crear planes de trabajo irreales; cuando te suceda rectifica y ve reconociendo cual es tu capacidad de producción. Es mejor hacer poco y avanzar, que tratar de hacer mucho y estancarte.
5. Prémiate cada que logres una gran meta. Yo soy fan de los bolígrafos de lujo, así que cada vez que alcanzó una gran meta, por lo regular cada 12 semanas, me compro un bolígrafo como recompensa por haber alcanzado mis objetivos.
6. Aprende de tus errores. No todo sale bien, así que tenemos que tener la serenidad para reconocer que nos equivocamos y volver a comenzar. A mí me ocurrió mucho al principio. Y tuve que volver a iniciar cada vez que reconocía que me había equivocado.

Espero que estos consejos te sean de utilidad, si tienes dudas o deseas saber más sobre cómo puedes planificar actividades diarias, contáctame via facebook y con gusto te ayudare.